viernes, 30 de julio de 2010

TU ERES EL RESULTADO DE TI MISMO.


No.81

No culpes a nadie, nunca te quejes de nada ni de nadie, porque fundamentalmente tú has hecho tu vida. Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo, y el valor de acusarte en el fracaso para volver a empezar corrigiéndote, el triunfo del verdadero hombre, surge de las cenizas del error.

Nunca te quejes del ambiente o de los que te rodean, hay quienes en tu mismo ambiente supieron vencer. Las circunstancias son buenas o malas según la voluntad y la fortaleza de tu corazón; aprende a convertir toda situación difícil en un arma para triunfar. No te quejes por tu pobreza, por tu salud o por tu suerte, enfréntate con valor y acepta que de una u otra manera son el resultado de tus actos y la prueba que has de ganar. No te amargues por tus fracasos, ni se los cargues a otros, acéptale ahora o siempre seguirás justificándote como un niño, recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar, y que ninguno es tan terrible para claudicar. Deja ya de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu tristeza, de tu necesidad, de tu dolor y de tu fracaso, si tu has sido el ignorante, el irresponsable, tú y solo tu, nadie pudo haberlo sido por ti, no olvides que la causa de tu presente es tu pasado, como la causa de tu futuro es tu presente. Aprende de los fuertes, de los audaces, imita a los valientes, a los enérgicos, a los vencedores, a quienes no aceptan situaciones difíciles, a quienes vencieron a pesar de todo. Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas sin aliento morirán; aprende a nacer desde el dolor y hacer más grande que el más grande de tus obstáculos. Mírate en el espejo de ti mismo, comienza a ser sincero contigo mismo, reconócete por tu voluntad, por tu valor, y no por tu debilidad para justificarte. Recuerda que dentro de ti mismo hay un Dios que todo puede hacerlo, conociéndote a si mismo serás libre y fuerte y dejaras de ser un títere de las circunstancias, tu mismo eres tu destino y nadie puede sustituirte en la construcción de tu propio destino. Levántate, mira por la mañana y respira la luz del amanecer, tu eres parte de la fuerza de la vida, despierta, camina, muévete, lucha, decídete y triunfaras en la vida. Nunca pienses en la suerte porque la suerte es: el pretexto de los fracasados. Si caes; levántate, sacúdete el polvo y sigue avanzando.



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